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DESAPEGOPara lograr el desapego total no basta con la desgracia. Es necesario una desgracia sinconsuelo. Es necesario no tener consuelo. Ningún consuelo representable. Es entonces cuandodesciende el consuelo inefable.Condonar las deudas. Aceptar el pasado sin pedirle compensacn al futuro. Detenerinmediatamente el tiempo. La aceptación de la muerte es también eso.«Él se vació de su divinidad»
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. Vaciarse del mundo. Asumir la condición de esclavo. Reducirseal punto que se ocupa en el espacio y en el tiempo. A nada.Despojarse del señorío imaginario del mundo. Soledad absoluta. Es entonces cuando se poseela verdad del mundo.Dos maneras de renunciar a los bienes materiales: Privarse de ellos en aras de un bienespiritual.Concebirlos y tenerlos por condiciones de bienes espirituales (ejemplo: el hambre, el cansancioy la humillación ofuscan la inteligencia y entorpecen la meditación), y, con todo, renunciar aellos.Sólo esta segunda clase de renuncia es desnudez espiritual.Es más, los bienes materiales apenas serían peligrosos si aparecieran solos y no vinculados abienes espirituales.Renunciar a todo cuanto no sea la gracia, y no desear la gracia.La extinción del deseo (budismo) o el desapego –o el
amor fati 
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–.
 
O el deseo de bien absoluto,es siempre lo mismo: vaciar el deseo, la finalidad, de todo contenido, desear en vacío, desearsin anhelo.Separar nuestro deseo de todos los bienes, y esperar. La experiencia enseña que dicha esperaes fructífera. Se adquiere entonces el bien absoluto.Para todo, y más allá de un propósito concreto, cualquiera que sea, querer en vacío, querer elvacío. Porque un vacío es para nosotros ese bien que no podemos representarnos ni definir.Pero ese vacío está más lleno que todos los llenos.Si llegamos hasta ahí, estaremos fuera de peligro, porque Dios colma el vacío. No se trata enabsoluto de un proceso intelectual en el sentido en que hoy lo entendemos. La inteligencianada tiene que buscar: tiene que limpiar el terreno. Tan sólo es útil para las tareas serviles.El bien es para nosotros una nada, puesto que ninguna cosa es buena. Pero esa nada no esirreal. Comparado con ella, todo cuanto existe es irreal.Rechazar las creencias colmadoras de vaos que endulzan las amarguras. La de lainmortalidad. La de la utilidad de los pecados:
etiam peccata
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.
 
La del orden providencial de losacontecimientos –en una palabra, «los consuelos» que comúnmente se buscan en la religión.Amar a Dios a través de la destrucción de Troya y de Cartago, y sin consuelo. El amor no esconsuelo, es luz.La realidad del mundo la hacemos nosotros con nuestro apego. Es la realidad del yo trasladadapor nosotros a las cosas. En modo alguno es la realidad exterior. Ésta no es perceptible másque por medio del desapego total. Mientras quede un hilo, habrá asimiento.
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Flp 2, 7. Es decir, «Dios se vació de su divinidad». Simone Weil trata de expresar con palabras de san Pablo uno delos conceptos claves de su pensamiento: la creación es simultáneamente un acto de generosidad y de negación orenuncia.
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El
amor fati 
representa la obediencia al orden del mundo, la aceptación del destino, una aceptación valiente, no pasivacomo la resignación.
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Palabras con que desde antiguo (siglo XII) se suele glosar el versículo de san Pablo (Rm 8, 28): «Sabemos que Dioshace concurrir todas las cosas para el bien de los que le aman, de los que son llamados según sus designios». Es elenunciado más claro en todo el Nuevo Testamento del optimismo cristiano: la Providencia opera siempre en beneficiode los elegidos. San Agustín utilizó la expresión, sin embargo, en un texto en que rechazaba la utilización consoladorade la providencia.
 
La desgracia que obliga a sentirse apegado a objetos miserables deja al descubierto lamiserable condicn del apego. Por ese lado se vuelve s patente la necesidad dedesapegarse.El apego es forjador de ilusiones, y sea quien sea el que pretenda lo real debe ser undespegado.En cuanto se sabe que algo es real, ya no se puede estar apegado a ello.El apego no es otra cosa que la insuficiencia para sentir la realidad. Nos asimos a la posesiónde una cosa porque creemos que si dejamos de poseerla deja de existir. Mucha gente no escapaz de sentir con toda su alma que existe una diferencia absoluta entre la destrucción deuna ciudad y su irremediable exilio lejos de esa misma ciudad.La miseria humana resultaría intolerable si no se hallara diluida en el tiempo.Impedir que se diluya
 para
que sea intolerable.«Y así que se hubieron saciado de lágrimas...»
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(Iliada)
–un medio más de hacer soportable elpeor de los sufrimientos.Para no tener que ser consolado, no llorar.Cualquier dolor que no desasga es dolor perdido. Nada hay más horrible, frío desierto, almaencogida. Ovidio. Esclavos de Plauto
.No pensar nunca en algo o alguien a quien se ama y no se tiene a la vista sin imaginar que talvez ese algo esté destruido o que tal vez ese alguien esté muerto.Y que ese pensamiento no disuelve el sentimiento de la realidad, sino que lo hace más intenso.Cada vez que se dice: «Hágase tu voluntad», representarse todas las desgracias posibles en suconjunto.Dos maneras de matarse: suicidio y desapego.Matar con el pensamiento todo cuanto se ama: única manera de morir. Pero sólo lo que seama. (Quien no odia a su padre ya su madre... Aunque: amad a vuestros enemigos...).No desear que lo que se ama sea inmortal. Ante alguien muerto, sea el que fuere, no desearque sea inmortal ni que esté muerto.El avaro, por ansia de su tesoro, se priva de él. Si se puede poner todo el bien de uno en algoque se esconde en la tierra, ¿por qué no en Dios?Pero cuando Dios llega a estar tan lleno de significación como el tesoro para el avaro, repetirseintensamente que no existe. Advertir que se le ama aunque no exista.Él es quien, mediante la noche oscura, se retira para no ser amado como el tesoro por elavaro.Electra llorando a Orestes muerto. Si se ama a Dios pensando que no existe, él hará manifiestasu existencia.
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Una de las felices fórmulas homéricas para describir la aflicción de los héroes. Ver, por ejemplo, durante la ceremoniafuneraria de Héctor (XXIV, 786), o el llanto de Aquiles y Príamo juntos (XXIV, 516).El editor de
La gravedad 
y
la gracia,
Gustave Thibon (véase
infra,
p. 76 n. 2), hacía una llamada la final de estefragmento recordando las palabras del Evangelio: «Bienaventurados los que lloran», y añadía: «Pero aquí Simone Weilcondena solamente las lágrimas que la privación de los bienes temporales arranca al hombre, y las que éste vierte por sí solo».
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Alusión al suceso que marca la vida de Ovidio, el de su destierro a los confines del Imperio ordenado por Augusto.Los motivos son confusos, pero a Simone Weil sólo le interesa destacar la actitud de Ovidio, su incesante y rastrerasúplica al emperador, no ya para que éste le perdonara, sino para que le permitiera vivir en un lugar menos alejado dela metrópoli. En cuanto a Plauto, Simone Weil considera que sus obras pertenecen a las más sombrías producciones dela literatura universal por mostrar las condiciones de extremo padecimiento y humillación de los esclavos en Roma,condiciones que los envilecían tanto a ellos como a sus amos. Cf. OG, II, 3, pp. 200-205.
 
 
LA IMAGINACIÓN COLMADORALa imaginación trabaja continuamente tapando todas las fisuras por donde pueda pasar lagracia.Cualquier vacío (no aceptado) produce odio, acritud, amargura, rencor. El mal que se desea aquien se odia, y que imaginamos, restituye el equilibrio.Los milicianos del «Testamento español»
que se inventaban las victorias para soportar elhecho de morir, típico ejemplo de imaginación colmadora de vacío. Aunque no se haya deganar nada con la victoria, se soporta mejor morir por una causa que sea victoriosa antes quepor una causa que resulte derrotada. Hacerlo por algo desprovisto completamente de fuerzasería sobrehumano (discípulos de Cristo). El pensamiento de la muerte requiere un contrapeso,y ese contrapeso –con la omisión de la gracia no puede ser más que una mentira.La imaginación colmadora de vacíos es fundamentalmente mentirosa. Excluye la terceradimensión, porque únicamente los objetos reales son los que aparecen en tres dimensiones.Excluye las relaciones múltiples.Procurar definir las cosas que, aún ocurriendo realmente, son en cierto sentido imaginarias.Guerra. Crímenes. Venganzas. Desgracia extrema.En España, los crímenes se cometían de verdad, y, sin embargo, parecían puras bravuconadas.Realidades que no tienen otra dimensión que la del sueño. En el mal, como en el sueño, noexisten lecturas múltiples
. De ahí la simplicidad de los criminales. Crímenes rasos comosueños por las dos caras: la cara del verdugo y la cara de la víctima. ¿Hay algo más horrorosoque morir en una pesadilla?Compensaciones. Mario urdía su futura venganza. Napoleón pensaba en la posteridad.Guillermo II deseaba una taza de té. Su imaginación no se había apegado tan fuertemente alpoder como para atravesar los años: se orientaba hacia una taza de té.Adoración a los grandes hombres por parte del pueblo en el siglo XVII (La Bruyère
). Era unefecto de la imaginación colmadora de vacíos, efecto disipado una vez que lo sustituyó eldinero. Dos efectos bajos, aunque el dinero lo es más.En cualquier situación en que se detenga la imaginación colmadora, existe vacío (pobres deespíritu).En cualquier situación (aunque en algunas, ¡al precio de qué rebajamiento!), la imaginaciónpuede colmar el vacío. Así es como las personas normales pueden ser prisioneras, esclavas,prostituidas, o pasar por cualquier sufrimiento sin purificación.Continuamente suspendido en sí mismo el trabajo de la imaginación colmadora de vacíos.
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Entre agosto y octubre de 1936, Simone Weil participó junto a las filas de la famosa «Columna Durruti» en el frente deAragón. Simone formaba parte del grupo más importante de los de nacionalidad francesa, el llamado ComandoBerthomieu, que tuvo su base en Pina de Ebro. Véanse A. Castells,
Las Brigadas Internacionales en la Guerra deEspaña,
Ariel, Barcelona, 1974, p. 26, y el «Journal d'Espagne», de la propia Simone, en
OC 
, II, 2, pp. 374-382. Esadenominación referida a un grupo de milicianos no está, sin embargo, atestiguada en la bibliografía consultada. Cf.,entre otros, G. Brenan,
El laberinto español,
trad. J. Cano, Ruedo Ibérico, París, 1962; V. Guamer,
Cataluña en laGuerra de España, C.
del Toro, Madrid, 1975; E. Pons Prades,
Un soldado de la República,
G.
 
del Toro, Madrid, 1974;F. Borkenau,
El reñidero español,
Ruedo Ibérico, París, 1971; VV. AA.,
Les écrivains et la guerre d'Espagne,
L’Herne,París, 1975, que incluye el artículo «Simone Weil sur le front d’Aragon»; J. Carda Durán,
La guerra civil española:Fuentes,
Crítica, Barcelona, 1985.
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Lecturas múltiples:
en uno de sus primeros textos, la tesina para la obtención del Diploma de Estudios Superiores,«Science et perception en Descartes», redactado en 1929-1930, anunciaba ya Simone Weil un concepto que luegodaría mucho más juego en su sistema y que quedaba definitivamente fijado en el
Essai sur la notion de lecture,
de1941-1942. Para este concepto de lectura, v.
infra,
p. 167 y
OC,
I, pp. 208 y 415, n. 133.
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En sus célebres
Caractères,
La Bruyère satiriza esa conducta. Para Simone Weil, no sólo el pueblo se entregaba aesa práctica, sino que toda una literatura, empezando por Comeille, estuvo subordinada a las necesidadespropagandísticas de la monarquía francesa. Esa tradición de servil admiración de muchos escritores del XVII por Richelieu y Luis XIV se prolongó hasta los tiempos de Napoleón. Cf.
OC,
II, 3, pp. 213-214.
 
Si se acepta cualquier vacío, ¿qué envite de la fortuna puede impedir que amemos el universo?Uno tiene la seguridad de que, ocurra lo que ocurra,
el universo está lleno.
 
RENUNCIA AL TIEMPOEl tiempo es una imagen de la eternidad, pero es asimismo un sucedáneo de la eternidad.El avaro a quien le quitan el tesoro. Lo que le quitan es pasado congelado. Pasado y futuro, lasúnicas riquezas del hombre.Futuro colmador de vacíos. A veces también el pasado desempeña ese papel (yo era, yohice...). En otros casos, la desgracia hace intolerable el pensamiento de la felicidad; priva,entonces, al desgraciado de su pasado (
nessun maggior dolore...
).
 
El pasado y el futuro ponen trabas al efecto salvador de la desgracia, brindando un campoilimitado para las elevaciones imaginarias. Por eso la renuncia al pasado y al futuro es laprimera de las renuncias.El presente no obtiene la finalidad. El futuro tampoco, porque sólo es lo que será presente.Pero no se le conoce. Si traemos al presente la punta de ese deseo nuestro que secorresponde con la finalidad, ésta penetra a través de él hasta lo
 
eterno.Ése es el uso de la deseperación que aparta del futuro.Cuando el placer que estábamos esperando llega y nos deja defraudados, el motivo de esadecepción es que lo que esperábamos era el futuro, y ese futuro, una vez aquí, es ya presente.Sería preciso que el futuro estuviera aquí sin dejar de ser futuro. Absurdo del que solamentecura la eternidad.
El tiempo y la caverna
.
Salir de la caverna, apartarse, consiste en no orientarse más hacia elfuturo.Un modo de purificación: rezar a Dios, no sólo en secreto, por lo que toca a los hombres, sinopensando que Dios no existe.Piedad para con los muertos: darlo todo por quien no existe. El dolor por la muerte ajena es eldolor del vacío, del desequilibrio. De ahora en adelante, esfuerzos sin objeto, y, por lo tanto,sin recompensa. Si la imaginación lo suple, rebajamiento. «Deja a los muertos sepultar a susmuertos»
. ¿Y no cabría decir lo mismo de la propia muerte? El objeto, la recompensa, sehallan en el futuro. Privación de futuro, vacío, desequilibrio. Por eso, «filosofar es aprender amorir»
. Por eso, «orar es como una muerte».Cuando el dolor y el agotamiento llegan al extremo de hacer que surja en el alma elsentimiento de perpetuidad, al contemplar esa perpetuidad con aceptación y amor, quedamoserradicados hasta la eternidad.
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«
No hay mayor dolor 
 / 
que acordarse de los días felices en la miseria»: Dante,
Infierno,
canto V, v. 121.
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Alusión al mito platónico de la caverna:
República,
VIJ, 514a.
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Mt 8, 22, y Lc 9,60.
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Montaigne,
Essais,
I, XX. La frase es un lugar común de la filosofía estoica, aunque la. idea alienta ya en Sócrates.Cf. las referencias de Platón en
Fedón,
64a y 67d-e,
 Apología,
17b-c, y
Critón,
46c-d. También en el
Teeteto,
173e, seencuentra descrita esta aspiración del filósofo. Véase asimismo A. Tovar,
Vida de Socrates,
Alianza, Madrid, 1984, p.385.
 
DESEAR SIN OBJETOLa purificación es la separación del bien y de la codicia.Descender a la fuente de los deseos para arrancarle la energía a su objeto. Allí es donde, entanto que energía, los deseos son verdaderos. Lo falso es el objeto. Pero al separar un deseode su objeto, se produce un indescriptible desgarro en el alma.Si uno desciende dentro de sí mismo, se encontrará con que posee exactamente lo que desea.Si se desea a alguien determinado (muerto), se desea a alguien en particular, limitado; setrata necesariamente, por tanto, de un mortal, y se desea a alguien concreto, a alguien que...,al cual..., etc..., en una palabra: se desea a alguien que murió un día determinado y a unahora determinada. Y se le tiene –muerto.En esos casos, el sufrimiento, el vacío, constituyen el modo de existir de los objetos del deseo.Que se corra el velo de la irrealidad y se verá que nos son dados de esa manera.Una vez que se le ve, se sigue sufriendo, pero se es feliz.Llegar a saber exactamente lo que perdió el avaro al que robaron el tesoro; aprenderíamosmucho.Lauzun
y el puesto de capitán de mosqueteros. Prefería estar preso y ser capitán demosqueteros a estar libre y no serlo.Vestidos: «Tuvieron vergüenza de estar desnudos»
.Perder a alguien: se sobrelleva que el muerto, el ausente, se haya convertido en algoimaginario, en algo falso. Pero el deseo que se tiene de él no es imaginario. Descender dentrode uno mismo hasta donde mora el deseo que no es imaginario. Hambre: nos imaginamosalimentos, pero el hambre mismo es real: hacerse cargo de ese hambre. La presencia delmuerto es imaginaria, pero su ausencia es muy real; a partir de entonces, ésa será su manerade aparecer.No hay que buscar el vacío, porque disponer del pan sobrenatural para llenarlo sería comodesafiar a Dios. Tampoco hay que huir de él.El vacío es la plenitud suprema, pero el hombre no tiene posibilidad de saberlo. Prueba de elloes que en determinado momento el propio Jesucristo lo ignoró por completo. Una parte de mí debe saberlo, pero las otras no, porque si lo supieran a su modo, de manera baja, dejaría dehaber vacío.Cristo contó con toda la miseria humana, excepto con el pecado. Pero contó con lo que hace alhombre capaz de pecar. Lo que hace al hombre capaz de pecar es el vacío. Todos los pecadosson intentos de colmar vacíos. Por eso mi vida llena de impureza está tan cerca de la suya,completamente pura, y lo mismo ocurre con las vidas aún más bajas... Por bajo que caiga,nunca estaré demasiado lejos de él. Pero eso no lo podré saber si caigo.Apretón de manos de un amigo tras una larga ausencia. Ni siquiera noto si para mi sentido deltacto se trata de un placer o de un dolor: igual que el ciego siente directamente en el extremode su bastón, así siento yo directamente la presencia de mi amigo. Y tambn las
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Antoine Nompar de Caumont, mariscal de Francia, conde y más tarde duque de Lauzun, estuvo a punto de casarsecon la princesa de Orleans, la Grande Mademoiselle, como
 
la llama Mme. de Sévigné en una de sus cartas, pero LuisXIV prohibió la boda en última instancia. No obstante, gozó del favor real, lo cual no le evitó probar por sí mismo lalobreguez de los calabozos de La Bastilla. A uno de esos episodios de su novelesca vida (el que tiene que ver con suencarcelamiento) se refiere Simone Weil: Lauzun habría mostrado abiertamente su irritación ante Luis XIV por lanegativa de éste a concederle el cargo de capitán de mosqueteros, y el rey le habría enviado a prisión.
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Referencia al versículo del Gén 3, 7: «y viendo que estaban desnudos, cosieron unas hojas de higuera y se hicieronunos ceñidores».
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